jueves, 6 de febrero de 2014

Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco



Lo único seguro en esta vida es la muerte. El pasado 26 de enero la literatura mexicana sufrió un fuerte deceso pues el poeta, ensayista, novelista José Emilio Pacheco cerraría las páginas de su vida y al mismo tiempo las abriría para iniciar una nueva historia, una de inmortalidad. En nombre del Almanaque hoy enviamos un fuerte abrazo a la familia Pacheco, esperando que esta partida los haga más fuertes y a sus lectores también.

  
José Emilio Pacheco Berny obtuvo el premio Octavio Paz en 2003 y el premio Cervantes en 2009, sólo por mencionar algunos de los más destacados pues la lista es muy grande. En cuanto a sus obras, en narrativa posee El principio del placer 1972 (uno de los favoritos de una servidora), El viento distante 1963, Morirás lejos 1967 entre otros y en lírica figuran títulos cómo Miro la tierra 1987, Siglo pasado 2000, Como la lluvia 2009. Con sus obras y  genio José Emilio Pacheco deja hoy un gran legado en la literatura de México que lo hará inmortal. Estuvo casado con la periodista Cristina Pacheco quien hace unos días publicó en el periódico La Jornada el siguiente texto titulado Mar de Historias y que en lo personal lo considero cómo lo más tierno, sincero y puro que he leído en los ultimos días. En cada línea, en cada párrafo, en cada título habrá un pedacito de él y de México latiendo juntos, y entonces el lector lo sabrá, sabrá porque fue tan magnífico este hombre.  No hay mejor forma de celebrar a tremendo novelista que leyendo sus obras y en este inicio de mes, el Almanaque ha elegido a Las batallas en el desierto.


 
En esta obra, Pacheco nos ubica allá por los años en los que México tenía como máximo representante popular al señor Miguel Alemán (1946- 1952). “La cara del Señor presidente en donde quiera: inmensos dibujos, retratos idealizados, fotos ubicadas, alegorías del progreso con Miguel Alemán como Dios Padre, caricaturas laudatorias, monumentos. Adulación pública…”  y aunque Pacheco nunca lo escribe, él nos muestra la ya conocida y utilizada estrategia del PRI. Ubicar el tiempo en el que esta historia se lleva a cabo es sin duda punto clave para entender lo que Pacheco nos viene a narrar después en palabras de nuestro pequeño protagonista Carlitos, niño de la colonia Roma.
          En el patio de la escuela donde Carlitos estudiaba había dos bandos, los árabes y los judíos quienes estaban en constante guerra. Pero no Carlitos, él siempre fue muy educado. Para ese entonces las escuelas eran muy diferentes a las de hoy. Carlitos tenía compañeros de diferentes lugares y de varias clases sociales como era el caso de Toru un niño japonés a quien molestaban seguido “Chino, chino japonés: come caca y no me des. Toru el mejor del grupo, sobresaliente en todas las materias. Hoy dirige una industria japonesa con cuatro mil esclavos mexicanos”.  
Comparado con algunos de sus compeñeritos Carlitos era un niño de clase baja, y con otros era un niño de clase media. Tal era el caso de Harry Atherton un niño de muy buena familia quien estudiaba en ese colegio porque según sus padres, él debía familiarizarse con quienes iban a ser sus ayudantes, sus eternos aprendices y criados. Y del otro lado estaba Rosales, un niño excelente en ortografía muy estudioso pero sumamente humilde, quien dormía en un petate.
Entre sus pocos amigos se encuentra Jim, un niño quien dice ser hijo de un hombre poderosísimo que trabaja para el presidente Alemán y quien siempre presume de ello. Pero Carlitos no entendía porque un niño como él estudiaba en un colegio de mediopelo. En fin, ambos llevaban muy buena amistad y un día Jim lo invitó a su casa. Cuando llegaron, Carlitos entendió que Jim no mentía en cuanto a lo de su padre, pues  pudo confirmar cada palabra de éste gracias a las fotografías que tenían por toda la casa, Jim y al fondo el Golden Gate, por ejemplo. Pero esa no fue la mayor impresión de Carlitos, lo mejor viene cuando éste conoce a la mamá de Jim, Mariana,  tan elegante, tan joven, tan hermosa que él hubiera querido quedarse ahí observándola. Todo cambia de un momento para otro y desde ese momento Carlitos no puede sacarse a Mariana de su mente. ¿Será que se enamoró de una mujer que bien podría ser su madre?  Carlos sabía que eso nunca podría ser, que eso estaba perdido y que no existía ninguna esperanza pero lo peor ya estaba hecho, los ojos de este pequeño no verían nunca de otra manera a Mariana que no fuera como a una mujer. Carlos enfrentaba ya una gran batalla. 

Nadie nunca debía enterarse de este gran secreto, de su gran pasión por Mariana porque de lo contrario perdería la amistad de Jim y quedaría como la burla de muchos, además de que la sociedad lo tacharía de impuro y niño precoz. Un México en el que el “¿qué dirán?” estaba muy a la moda. Hasta que un día, ya no puede más, escapa de la escuela y va al departamento de Jim, toca la puerta, Mariana la abre y éste le confiesa todo. ¿Cuál fue la respuesta de Mariana?, ¿le habrá correspondido?,  ¿qué será de Carlitos después de tremenda confesión?, ¿su vida cambiará?, ¿su carazón lo soportará? Y Mariana ¿Qué será de ella?, ¿la tacharán de mujer pervertida, despierta pasiones? Y ¿Jim?, ¿seguirá siendo su amigo?, y podría seguirles planteando muchas preguntas amigos Almanaqueros pero prefiero recomendarles ampliamente este libro. Pacheco en palabras de Carlitos narra todo de una manera tan natural, tan a la Mexicana, que no querrás detenerte en su lectura pues es una historia que te capturará a la primera.
Y tú ¿alguna vez libraste batallas en el desierto?
 


Querido público conocedor esperamos que cada una de las recomendaciones que hacemos aquí sea de su agrado y así lograr despertar en ustedes el hábito y fascinación por la lectura. Queremos un México con pequeños, chicos, grandes y los no tan chicos que sepan leer, que entiendan más que sólo palabras, que vean en un libro una ventana, un mundo, una sociedad e ideología diferente. Es por ello que una servidora los invita a leer nuestra siguiente recomendación de El Almanaque y los libros.  
Por: Adriana Serrano 

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